La salud dental es determinante para nuestro bienestar general. Y es que no solo se trata de un aspecto estético, sino del bienestar y la funcionalidad de nuestra boca. Quieres han sufrido de un dolor de muelas, por ejemplo, saben realmente cuanto valor tiene la salud bucodental. Son muchos los aspectos que pueden afectarla. Desde las comunes caries, hasta problemas de mordida. Hoy te contamos acerca de la oclusión dental, cómo afecta a quien la padece y cómo tratarla.
¿Qué es la oclusión dental?
Son muchos los consejos para cuidar la salud bucal que podemos incorporar en nuestros hábitos diarios, y que se traducirán en bienestar a largo plazo. Una correcta técnica de cepillado, no excederse en el consumo de azúcares y utilizar cepillo interdental y enjuague bucal, son algunos de ellos.
Sin embargo, hay problemas que se generan, más allá de nuestros hábitos de cuidado e higiene. Algunos de ellos son los relacionados con la oclusión dental. Ésta se define como el alineamiento de los dientes, y la forma como se ajustan los dientes superiores e inferiores, generando la mordida.
Los dientes superiores deben encajar o ajustar ligeramente sobre los inferiores. Sin embargo, no siempre es así. Una mala oclusión dental puede tener diferentes causas. Puede generarse a consecuencia de un desajuste de tamaño entre la mandíbula y los dientes.
También a consecuencia de la pérdida de piezas dentales o la existencia de algunos defectos congénitos en la mandíbula. Por último, hábitos como chuparse el dedo o sacar la lengua con demasiada frecuencia, también pueden afectar la oclusión.
Si tienes un desbalance en tu mordida y ello te genera problemas o incomodidades, te invitamos a sacar un turno con el Dr. Javier Araujo y su equipo de odontólogos. Somos un equipo de profesionales de la salud bucal, especializados en la resolución de problemas funcionales.
Los 4 niveles de la oclusión dental
Este padecimiento tiene diferentes niveles, de acuerdo al grado de desbalance de la mordida que tenga el paciente. Existen tres clases generales de clasificación de mordida. La primera es la oclusión clase I. Se refiere a la relación normal entre los dientes, el maxilar y la mandíbula. Con este tipo de oclusión, que es la correcta, la persona tiene un perfil balanceado y una buena funcionalidad de su articulación.
La oclusión clase II se genera cuando la arcada dentaria inferior, es posterior que la superior. Es decir, los dientes de abajo están más hacia la parte de atrás de la boca. Estéticamente, el paciente presenta una apariencia convexa. El mentón y el labio se verán retraídos. Este tipo de oclusión tiene una importante carga genética. Y suele agravarse con hábitos como la succión de los dedos.
Por último aparece la oclusión clase III. Es la que se da cuando los molares inferiores están muy hacia adelante, lo que impide que encajen con sus molares superiores correspondientes. La estética del paciente en este caso es cóncava, luciendo un mentón prominente.
¿Cuál es su tratamiento?
Los problemas de oclusión dental suelen generar afecciones de la articulación temporomandibular. Ello puede traducirse en dolores de mandíbula, cefaleas, dolores de oído, cuello o espalda, entre otras. El tratamiento a seguir va a depender de la evaluación del odontólogo. En ocasiones, el tratamiento de ortodoncia puede ser suficiente para corregir el problema. En otros casos, se hará necesaria la cirugía ortognática.
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