La cirugía de implantes dentales es muy conocida porque consigue recuperar aquellos dientes que se consideraban perdidos. Si se realiza bien, el resultado es muy satisfactorio.
Hay casos de implantes, como este, en los que queremos restaurar una zona con pérdida ósea debida a una infección. Este factor complica el tratamiento porque si hacemos una cirugía sencilla, los implantes tendrán un resultado no deseado. Para solucionar este problema es necesario regenerar los tejidos perdidos y así poder colocar los implantes en buenas condiciones.
En la Clínica Javier Araújo realizamos regeneración ósea utilizando sobre todo técnicas de autoinjerto de hueso. Se llama autoinjerto porque consiste en llevar una muestra de tejido de una zona a otra, pero siempre en la misma persona. Es decir, es un trasplante de tejido propio. De esta forma, el riesgo de rechazo no existe, siempre y cuando se aplique la técnica de manera adecuada.
La muestra que se extrae debe ser prescindible y fácil de obtener. En este caso, es un fragmento de hueso de la tuberosidad del maxilar, un recurso común en los autoinjertos en odontología, por sus excelentes propiedades. Primero, porque la muestra obtenida tiene mucho tejido medular, lleno de células óseas, y una cortical fina, fácil de obtener y manipular. Segundo, por el buen postoperatorio en la región donante.
Con un martillo y un cincel, damos golpes suaves y obtenemos un pequeño bloque de hueso. Aunque parezca agresivo, es la técnica más adecuada porque es muy predecible y no se pierde hueso, como sí ocurre cuando intentamos hacerlo con técnicas de fresado o con ultrasonidos. Una vez obtenido, el hueso se inserta en la zona deseada.
Utilizamos una membrana que aísla el hueso, lo recubre y permite la diferenciación celular. Sin ella no se produciría hueso, sino otro tejido de granulación no deseado. Esta membrana debe colocarse con estabilidad primaria, es decir, sin movilidad. Para ello se utilizan unas chinchetas (4 ó 5) para que permanezca estirada y recubriendo el tejido sin que se desprenda durante unos tres a seis meses.
Como en la mayoría de casos, esta cirugía termina con unas suturas. Deben realizarse de modo que no haya tensiones en los bordes para evitar la dehiscencia, lo que significaría el fracaso completo del caso, con exposición de la membrana e infección. Cada vez le damos más importancia y debemos procurar una cicatrización por primera intención.
El paciente vuelve a casa con los implantes, el autoinjerto, la membrana y las suturas. Debe tomar antiinflamatorios y analgésicos y continuar con el tratamiento antibiótico durante una semana, para aliviar la molestia. El día después de la operación, acude a una revisión, donde se comprueba que todo ha salido bien. Las suturas se retirarán según cómo progrese cada paciente.